Durante mi niñez tuve la oportunidad y la suerte de tener un padre y una madre que siempre nos decían la verdad aunque esta fuera fantástica, chistosa, dolorosa o espantosa, y al contarnos los cuentos de fantasía siempre nos decían: “este es un cuento de camino real”, leyendo el relato de la fantasía o el cuento, ya fuera ‘de hadas’, poesía o de drama y miedo blanco*, así decía mi mamá. “Te voy a contar una pasadita”, decía mi papá, y contaba las famosas historias que le contara su mamá, sus abuelos y sus viejos ancestros. Mi madre nos leía para enseñarnos todos los libros de fantasía y cuentos; claro, también leyendas, y a mi papá le fascinaba contar más que todo las historias de sus abuelos en la Azacualpa, allá donde comenzó Armenia hace unos cuantos años. Y yo, despues, por mi cuenta, empecé a explorar lo que es todo este fantástico mundo lleno de folklor, pero siempre noté que muchas de estas historias que mis padres y demás gente contaban eran mas que todo habladas y pasadas de generación en generación, y cuando escuchaba la historia otra vez o de alguien diferente de la familia, la historia no era igual….. eran diferentes, cortas y con muchos momentos desaparecidos, por lo que, con el tiempo, logré tener la ocurrencia de apuntar notas de los cuentos hablados de mi papá, mi mamá y todos mis amigos y ancestros, bueno, los que tenian la paciencia o las ganas. Y fueron notas cortas solo para recordarme de lo maravilloso que es este mundo, el cuento mágico y el folklor de mi pueblo……….
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